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Proyecto del IICA y AECID sobre adaptación climática mejora calidad de vida de cerca de 1000 productores familiares del Corredor Seco Centroamericano

País de publicación
Oficina Permanente para Europa
arauclima
Comunidades productoras de Guatemala

 

Mayo 2023 (IICA). Incidencia directa en la mejora de la calidad de vida de 962 personas productoras de maíz y frijol de comunidades en Guatemala, El Salvador y Honduras, de las cuales un 47,2% son mujeres, es parte de los principales resultados alcanzados por el proyecto “Protección financiera para la gestión de la sequía y adaptación a la escasez hídrica en la agricultura del Corredor Seco Centroamericano”, implementando por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Esto se logró mediante el apoyo directo para robustecer las capacidades técnicas de los pequeños productores en adaptación al cambio climático, y reducir así la vulnerabilidad climática a las que están expuestos sus sistemas productivos.

La iniciativa se ejecutó en los últimos dos años y medio (2019-2022) y fue financiada por el Programa Regional de Medio Ambiente y Cambio Climático de la Cooperación Española en América Latina y el Caribe (ARAUCLIMA), por un monto de 300.000 euros (unos USD 330 600).

El proyecto fomentó también la aplicación de buenas prácticas para la gestión de la sequía, facilitando el diseño o mejora de tres esquemas de protección financiera e implementación de al menos dos instrumentos financieros para el fortalecimiento de las comunidades entorno a estos temas, y cooperó además a la generación de al menos 15 recomendaciones de política pública a escala regional.

Se ejecutó en las comunidades de Jocotán en Guatemala; San José Villanueva y Puerto de La Libertad en El Salvador; así como Marcala, San José, Santa María y Chinacla en Honduras, en las que se impulsó una agricultura sostenible adaptada al clima.

“La protección financiera para la adaptación al cambio climático facilita a personas productoras familiares los conocimientos y herramientas para enfrentar eventos extremos como la sequía. Sin embargo, esos conocimientos y la asistencia técnica deben ir acompañados de opciones financieras que les permita invertir o implementar buenas prácticas en campo”, explicó la coordinadora del proyecto, Karen Montiel.

Montiel ahondó que mediante el proyecto se identificaron y validaron prácticas agrícolas exitosas que han sido probadas en otras comunidades rurales o que las personas productoras familiares vienen desarrollando de tiempo atrás, como las ancestrales. Se promovió también la conformación de 12 parcelas demostrativas en fincas de productores localizadas en los tres países, las cuales fueron usadas como espacios de aprendizaje y capacitación.

Apoyo financiero: clave para adaptarse al cambio climático

El proyecto demostró y reconoció la importancia que tiene el financiamiento para el desarrollo territorial y productivo de las zonas beneficiadas, de ahí que a partir de las características de los participantes diseñó un mecanismo múltiple, constituido por cinco componentes de incentivos financieros y no financieros para motivar a los agricultores más vulnerables a adoptar buenas prácticas y fortalecer su capacidad adaptativa.

Asimismo, contribuyó al fortalecimiento de otros esquemas financieros ya implementados en los territorios, como los bancos comunitarios de semilla y los fondos revolventes en especie, y capacitó a los productores en aspectos administrativos, financieros y contables, educación financiera, y empresas asociativas rurales y cadenas de valor.

“La originalidad de esta iniciativa está en la vinculación entre los mecanismos de protección financiera y las medidas de adaptación. Es preciso cambiar las costumbres agrícolas y comenzar a emplear instrumentos como los seguros, pero adaptándolos al entorno”, afirmó a su vez el Coordinador General de la Oficina de la Cooperación Española en Costa Rica (Unidad Técnica del Programa ARAUCLIMA), Rafael García.

“El objetivo es desarrollar fondos de contingencia y, en paralelo, modernizar la agricultura aprovechando los conocimientos tradicionales para mitigar los riesgos del cambio climático, adaptando al siglo XXI la economía local de las familias campesinas”, acotó.

El proyecto se caracterizó por contar con un liderazgo local, perspectiva de género y juventudes. A parte del que el 47,2% de las personas productoras fueron mujeres y 24% jóvenes, la edad promedio de los beneficiarios rondó de los 40 a 42 años, lo que facilitó los procesos de innovación y promovió la participación de jóvenes para el diálogo intergeneracional.

Asimismo, fomentó la asociatividad entre productores, de ahí que involucró el trabajo colaborativo de la Asociación Regional Campesina Chortí (ASORECH) en Guatemala, la Fundación Empresa y Desarrollo (Fundación E&D) en El Salvador y la Asociación Nacional de Caficultores de Honduras (ANACAFEH) y el Instituto San José Cupertino, lo que permitió fortalecer la capacidad técnica en los territorios.

“La participación activa de mujeres y jóvenes en el desarrollo de las actividades asociadas al proyecto permitió identificar entre otros aspectos, brechas, necesidades y oportunidades para el acceso a bienes y servicios por parte de estos sectores poblacionales, con el fin de contribuir a establecer acciones afirmativas donde los mecanismos financieros actuarán como catalizador para el cierre de estas brechas y el aprovechamiento de dichas oportunidades a nivel territorial, aportando así un factor diferencial para los resultados obtenidos en el marco de la iniciativa”, concluyó la especialista en cambio climático del IICA y una de las coordinadoras técnicas del proyecto, Carolina Borda.

La iniciativa además promovió espacios de intercambio de productor a productor en donde se pudieron analizar de manera conjunta los beneficios y la oportunidad de seguir implementando estos esquemas y buenas prácticas agrícolas a nivel local.

También trabajó en conjunto con instancias regionales como la Secretaría Ejecutiva del Consejo Agropecuario Centroamericano (SE-CAC) para promover intercambios con el Grupo técnico de cambio climático y gestión integral del riesgo (GT-CCGIR).

aecid
Comunidades Campesinas de Honduras

 

Más información:

Karen Montiel, Coordinadora del Proyecto “Protección financiera para la gestión de la sequía y adaptación a la escasez hídrica en la agricultura del Corredor Seco Centroamericano”, karen.montiel@iica.int

Carolina Borda, Especialista en Cambio Climático y Coordinadora del Proyecto, carolina.borda@iica.int

Pablo Ferreiro, Responsable de Programas de la Oficina de la Cooperación Española en Costa Rica, pablo.ferreiro@aecid.es

Melanie Bonilla, Responsable de Comunicación de la Oficina de la Cooperación Española en Costa Rica, melanie.bonilla@aecid.es