Ir Arriba

Congreso mostró en México experiencias exitosas de la bioeconomía circular y llamó a potenciar modelo en América Latina y el Caribe

País de publicação
México
Especialistas señalan la necesidad de favorecer el uso de la bioeconomía circular y la construcción de políticas públicas y marcos regulatorios para su empleo.
Especialistas señalan la necesidad de favorecer el uso de la bioeconomía circular y la construcción de políticas públicas y marcos regulatorios para su empleo.
 

Ciudad de México, 29 marzo, 2020 (IICA).- El modelo de la bioeconomía circular tiene resultados exitosos en los países de América Latina en los que se ha empleado, pero se necesitan esfuerzos orientados a promover políticas públicas y aprovechar buenas prácticas y lecciones aprendidas para detonar su uso, concluyeron especialistas durante el Primer Congreso Internacional de Bioeconomía Circular (CIBC 2021) .

Al término de tres días de trabajo virtual, se destacó el papel de la cooperación internacional en la promoción de iniciativas basadas en la bioeconomía, pero se reconoció que falta un amplio recorrido para construir políticas y estrategias de desarrollo, promover iniciativas regionales y tener marcos regulatorios adecuados que permitan el desarrollo de nuevos mercados, cadenas de valor y la producción sostenible.

“América Latina tiene que trabajar para ser parte de este futuro modelo dominante, que es una tendencia y puede lograrse a través de la formación de jóvenes y del apoyo políticas y programas que impulsen la biorrevolución”, señaló Daniel Domínguez, cofundador de la empresa ALLBIOTECH, tras señalar en el congreso su convicción de que la bioeconomía 4.0 puede ser el modelo de desarrollo dominante en el año 2030.

Este encuentro virtual, que se desarrolló del 23 al 25 de marzo, fue organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA) de México, la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH), la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y la red a Red de Gestión de la Innovación en el Sector Agroalimentario (INNOVAGRO).

Los expositores mostraron casos de éxito de la aplicación de la bioeconomía como Marcelo Regunaga, director del Departamento de Formación y Capacitación de la Bolsa de Cereales de Argentina, quien destacó que la bioeconomía es una plataforma de desarrollo económico y social sostenible. Este país cuenta con un alto potencial de producción de biomasa y tiene fortalezas en el sistema de investigación y desarrollo en ciencias básicas, ingenierías, biotecnología, microbiología y salud, entre otras áreas.

“La bioeconomía es una alternativa para el desarrollo territorial si se favorecen estrategias de desarrollo sostenible e integran a todas las regiones, así como la institucionalidad y gobernanza para impulsarla”, dijo Regunaga.

Consideró que aún existen oportunidades para el desarrollo territorial en Argentina, su país, como lo es la diversificación productiva y agregado de valor local a la producción de biomasa, la agregación de valor local a los residuos de la producción primaria y a desperdicios urbanos y la reducción de sus impactos ambientales negativos, como parte de una alternativa a la economía circular.

Biofábrica Siglo XXI, empresa mexicana que produce biofertilizantes y que también participó en el congreso, explicó el trabajo que realiza para cambiar el actual modelo tecnológico agrícola por uno más ecológico, rentable y sustentable a través de sus productos. “Estos ayudan a los cultivos en cuanto a efectos nutricionales y de rendimiento y tienen efectos sanitarios óptimos en los cultivos, pues activan las defensas naturales de las plantas. Los efectos en el suelo se traducen en la recuperación de la fertilidad y de la estructura”, indicó.

Marta Macías, consultora de Cooperación Tecnológica de Andalucía (CTA), mencionó que la bioeconomía puede identificarse como un elemento clave para la consecución de varios objetivos del Pacto Verde europeo y que su aplicación les ha ayudado a producir materiales libres de materia prima de origen fósil, aumentar la protección del medio ambiente y los ecosistemas.

“La clave es desarrollar nuevas biorrefinerías que transformen, mediante un aprovechamiento en cascada, los recursos renovables naturales en productos. En todo momento debe buscarse la sostenibilidad, evaluándola desde varios puntos de vista económico, técnico, ambiental y social, entre otros”, dijo.

Carlos Menéndez, especialista en Bioeconomía del IICA en México y coordinador académico del CIBC 2021, expresó que es necesaria la alineación de los instrumentos de las políticas públicas y un cambio de paradigma hacia una visión "biocentrada", con el fin de que la bioeconomía circular y la innovación permitan enfrentar, con sostenibilidad, fenómenos como el cambio climático.