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Lily Pacas, del Consejo Salvadoreño del Café: “La educación es fundamental para el rescate de la caficultura en El Salvador”:

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Lily Pacas, directora ejecutiva del CSC, conversó con el Instituto sobre los numerosos retos que enfrenta la caficultura en su país y el apoyo de PROCAGICA para generar innovaciones en el sector.

San Salvador, 17 de noviembre de 2020 (IICA) - En medio de las desafiantes condiciones impuestas por la pandemia de Covid-19, el Consejo Salvadoreño del Café (CSC) elaboró la Guía Práctica de la Caficultura de El Salvador con el respaldo del Programa Centroamericano de Gestión Integral de la Roya del Café (PROCAGICA), documento que contribuirá a impulsar los procesos de producción y procesamiento del café en el país.

PROCAGICA es un programa de la Unión Europea y que implementa en Centroamérica el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Lily Pacas, directora ejecutiva del CSC, conversó con el Instituto sobre los numerosos retos que enfrenta la caficultura en su país y el apoyo de PROCAGICA para generar innovaciones en el sector.

-¿Qué importancia tiene el lanzamiento de la guía en este momento, en medio de la pandemia?

-Nosotros en El Salvador carecemos de un instituto técnico de transferencia de tecnología y de innovación, de alertas tempranas, de capacitación constante a los pequeños, medianos y grandes productores, y vimos esta guía como una opción para poder llegar al productor y al menos de esa manera poderles dar esa capacitación que se necesita para volvernos más competitivos y más productivos.

En nuestro país tenemos una productividad sumamente baja, de alrededor de 4 quintales oro por manzana como promedio; el tema del financiamiento es una situación bastante delicada y compleja y en ese sentido la guía es un apoyo fundamental para el productor. Va a ser sumamente valiosa por toda la información completa que contiene, pues comprende desde el trabajo agrícola y todo el tema de la verificación, del material vegetativo y de la calidad del café.

Además, hemos incluido una sección sobre el manejo contable de un año cafetero, porque la mayoría de los pequeños productores aquí que no tienen una base educativa ni siquiera de primer nivel, y por eso para ellos el hecho de poder recibir las ganancias por su cosecha una vez al año y poder distribuir tanto para la reinversión en una finca como para su sostenibilidad de vida es sumamente complejo.

Esta guía apoya a que un pequeño productor lleve contablemente sus gastos, sus ingresos, para que pueda programarse con esa poca plata que le llega y ocuparla de una manera eficiente. Dentro de lo poco que podamos apoyar en este momento al sector, creo que esa es una gran ayuda y estoy sumamente motivada de poderlo ofrecer. En ese sentido PROCAGICA ha sido de un gran apoyo para nosotros.

¿Qué retos representa hacer llegar la información a los caficultores en este momento?

En El Salvador la caficultura nunca se ha detenido por el tema de la pandemia y eso ha sido sumamente beneficioso para nosotros. Hemos ejecutado programas y proyectos de gran envergadura a nivel nacional, por ejemplo, estamos terminando una entrega de fungicidas para el combate de la roya. Tenemos bastante comunicación y alianzas con cooperativas y asociaciones de productores que nos ayudan a este fin. Por ejemplo, con los fungicidas, contactamos a una cooperativa, les enviamos el producto y ya ellos se encargan de la distribución. Eso posibilita hacer una distribución más cuidadosa y dentro de todas las medidas de bioseguridad que estamos tratando de mantener, con distanciamiento social, y así haremos la entrega de estas guías de caficultura.

Próximamente tendremos un evento que se llama La gira del café en la zona de Usulután, de la cordillera Tecapa-Chinameca, con el que buscaremos acercar los servicios del CSC al productor.  Vamos a llevar “carnetizaciones” móviles, asesoría legal, capacitaciones, charlas tanto de la parte agrícola como de procesamiento; llevaremos el tema de barismo, catación, tostaduría, todo con las medidas de bioseguridad debido a Covid-19. Con este proyecto vamos a ir a cada una de las seis zonas cafetaleras del país y allí haríamos la distribución de las guías.

-Las nuevas tecnologías han sido grandes aliadas para difundir información en medio de la pandemia, sin embargo, esto tiene particularidades en cada país, ¿Cuáles han sido las dificultades que ha encontrado el Consejo en El Salvador?

-Aquí hay zonas cafetaleras que todavía no tienen una buena señal telefónica o de internet, por otro lado, el caficultor no está acostumbrado a obtener información por estos medios. Ahorita estamos realizando una encuesta en todos los lugares que vamos, les preguntamos cuál es la mejor manera de comunicarnos con ellos. Sí hemos logrado entender el uso de los celulares y estamos recopilando los números para empezar a hacer grupos de WhatsApp regionales, pero en la mayoría de los casos una de las situaciones que nos hemos encontrado es que las personas aquí como usan mucho pospago, si llega una compañía telefónica y les ofrece por 5 dólares más más saldo y más beneficios, se cambian inmediatamente. Y la gente cambia de números de celular con una rapidez increíble. Pero tenemos que encontrar la forma de poder comunicarnos mejor.

-¿Cuál ha sido el efecto de los diplomados que se han organizado en conjunto con el PROCAGICA?

Para nosotros la educación es un pilar fundamental en la nueva estrategia para el rescate de la caficultura en nuestro país. En El Salvador estamos importando muchísimo café y nos hemos dado cuenta que la educación debe ser en dos sentidos: uno, poder educar al consumidor sobre lo que significa café de El Salvador y tener un mayor consumo del café salvadoreño, y por el otro lado, educar al productor y todos los representantes dentro de los eslabones de la cadena sobre lo que significa el fortalecimiento de cada uno de sus eslabones.

Cerramos la cosecha pasada con alrededor de 735 mil quintales y el 90% de nuestro café se exporta. La cantidad de café salvadoreño que se queda para consumo nacional es mínima. A la vez, estamos importando 300 mil quintales de café, en su mayoría soluble. Tenemos que ir haciendo un esfuerzo para ir sustituyendo las importaciones por café salvadoreño. Esperamos tener planes adecuados para que nuestra producción suba pero que también se incremente el consumo de café salvadoreño local.

Para nosotros es fundamental que el productor esté educado y que conozca cómo sabe su café en un expreso, cómo lo recibe un cliente. Uno de los grandes dilemas con los que nos hemos encontrado es que en su mayoría el productor salvadoreño no conoce la calidad del café que produce, esa es una limitante total a los efectos del precio. Yo considero que en El Salvador estamos produciendo café de alta calidad -mejor de lo que creemos- y en ese sentido podemos apoyar al productor a optar por una nueva forma de comercialización, tal vez un contacto mucho más directo con el comprador, y obtener mejor valor por el café que está produciendo.

Hace 10 años carecemos de un instituto del café, eso ha causado un deterioro total en el tema de innovación y de tecnificación, y es lo que queremos cambiar ahorita. La caficultura salvadoreña se ha quedado de una manera bien empírica, sin respaldo institucional.

-¿Qué aporta en este sentido el diplomado que se realiza actualmente en colaboración con PROCAGICA?

Se llama “Desde la semilla hasta la taza”, son cinco módulos y vamos por el cuarto y esperaríamos poder seguir adelante con esos diplomados. Lo hemos hecho en conjunto con la Universidad Nacional de El Salvador, pero muchos de los insumos y de las capacitaciones o de las charlas o de los módulos es información que ha venido de PROCAGICA o por medio del IICA y sus instructores.

Hay 30 personas de varias regiones cursando el diplomado. Cuando lanzamos el curso se inscribieron 90. Es un diplomado que tiene un costo alto y es financiado en parte por el PROCAGICA. Pero sobrevino la pandemia y mucha gente se quedó sin trabajo o tuvo que ponerse a hacer otra cosa o ya se le dificultó hacerlo. En un 90% ha sido un diplomado virtual.

Hemos encontrado una buena herramienta en los webinars y las reuniones por Zoom, así estamos impartiendo la mayoría de nuestras charlas. Además, compartimos pláticas de interés para el sector de otras organizaciones, como de PROMECAFÉ -del cual somos miembros- y vamos ampliando no solo la información que podamos generar como institución, sino que el productor se está informando de un montón de situaciones que no solo ocurren en El Salvador sino alrededor del mundo.

-¿Cómo valora el papel de los jóvenes en la necesaria revolución del café?

En el diplomado que tenemos ahorita hay muchos jóvenes. Cuando vamos a las zonas cafeteras hay entusiasmo y vemos cómo los jóvenes quieren meterse en la caficultura porque respetan lo que sus padres hacen, pero si no va a ser lucrativo para la familia el joven prefiere salirse de ese negocio. Tenemos además el problema de la emigración; el joven trata de venirse no solo a las ciudades sino a Estados Unidos o a otros países que le están dando una mejor oferta de calidad de vida.

La única forma que tenemos para atraer a los jóvenes es por medio de la tecnología. Tenemos que seguir trabajando en métodos más tecnológicos dentro de los cafetales y de comercialización. A los jóvenes les atrae mucho el barismo y la catación y a partir de eso empiezan la cadena de atrás para adelante, se van interesando en la calidad del café, por qué este café sabe así, y así los vamos conectando con la parte agrícola.

-¿Cómo valora el respaldo de PROCAGICA en el diagnóstico sectorial de la caficultura?

Hemos tenido una colaboración excelente de parte del IICA y PROCAGICA, la verdad que para nosotros ese diagnóstico es fundamental, conocer la afectación tanto de productores como de qué áreas tenemos sembradas. Manejamos datos en el Consejo, pero no reflejan la actualidad del sector; en ese sentido pedimos la colaboración del IICA a través del PROCAGICA para el diagnóstico, que está casi terminado. Este logró poner en evidencia cómo funciona la cadena y eso es importante para que entendamos cada uno de los eslabones y cómo se comporta hoy en día cada uno.

Incluye la actualización de cuánta área está sembrada, qué variedades son las que hoy están sembradas en el país, cuantos productores tenemos verdaderamente activos, aquí en El Salvador se ha producido mucho el abandono de fincas por falta de financiamiento, entonces ese es un dato que no tenemos totalmente actualizado.

Quiero reiterar mi agradecimiento por el apoyo que el IICA y el PROCAGICA nos dan; la caficultura de El Salvador ha estado en situación de abandono por muchos años, y el apoyo que estas instituciones nos dan es super importante y motivador, nos dan ese empujoncito o ese espaldarazo que nos dice, estamos apoyando y pueden seguir adelante y vamos a ir consiguiendo diferentes apoyos para el rescate de la caficultura en El Salvador. Mucho de lo que hasta ahora hemos podido hacer, sin el apoyo del PROCAGICA y del IICA no hubiera sido posible.

Descargue la Guía Práctica de Caficultura

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